Los refranes y las metáforas propias de una lengua emanan directamente de su cultura de origen: son la cristalización de la sabiduría popular de un pueblo, de una región, o de toda una nación, por lo que cada refranero es tan rico y variado como el idioma al que pertenece. Al igual que el humor, los refranes y las metáforas suponen un reto traductológico tan diverso como lenguas hay en el mundo, lo que requiere que los profesionales de la traducción y la interpretación conozcan las diversas estrategias a la hora de su traducción.
En este artículo, exploraremos algunas de las estrategias más señaladas para traducir refranes y metáforas de una lengua a otra, y veremos cuáles son las situaciones a las que mejor se amoldan.
1. Equivalencia plena
El caso más sencillo es cuando encontramos en la lengua de destino un refrán, una expresión o una frase hecha cuyo significado es idéntico al de la lengua de origen. En estos casos, hablamos de equivalencias plenas, pues no se requiere que el traductor haga ningún ajuste al contenido del texto: la variación es mínima y la semántica permanece intacta.
Por ejemplo, el refrán inglés «He who kills by the sword dies by the sword» (Aquél que mata con la espada muere con la espada) es plenamente equivalente al castellano «Quien a hierro mata a hierro muere», y no hace falta ajustarlo para que conserve toda su expresividad.
Dado que el significado no muta en lo más mínimo aunque las palabras cambien un poco, esta estrategia es recomendable para textos en los que el contenido prime sobre la forma, es decir, cuando la tarea principal sea la transmisión efectiva de información.
2. Domesticación o adaptación cultural
Cuando una expresión tiene equivalencias en el texto de llegada pero éstas difieren de la actitud del original, el traductor ha de escoger entre dos opciones: la domesticación o la extranjerización. En este caso, la domesticación (también llamada «adaptación cultural») consiste en nivelar la extranjería del mensaje original para mimetizarlo con la lengua de llegada, es decir, en buscar una fórmula que se adapte mejor a la cultura receptora. El objetivo final de esta estrategia es disimular hasta cierto punto que el texto final es una traducción, para optimizar la experiencia de lectura tanto como sea posible. El ejemplo más cotidiano de esto probablemente sea la conversión de la expresión inglesa «Speaking of the devil» (Hablando del diablo) por «Hablando del rey de Roma (por la puerta asoma)».
Esta estrategia cobra mucha fuerza cuando la prioridad del encargo de traducción es la fluidez y la naturalidad, puesto que lo que se prima en ella es emular la familiaridad del texto original para su versión final.
3. Extranjerización
El caso contrario a la domesticación: la extranjerización mantiene los matices más foráneos de la metáfora que tenemos delante. Según la naturaleza del encargo y las necesidades del cliente, el traductor puede concluir que la mejor opción es proteger la esencia del texto original y compartir no sólo su significado, sino también su peso cultural original. Un ejemplo de esto sería la traducción literal del refrán inglés «You can lead a horse to water but you can’t make him drink» (Puedes llevar un caballo al agua pero no puedes hacerlo beber) en lugar de emplear equivalentes, como serían «Puedes darle un consejo a alguien, pero no puedes obligarlo a que lo siga» o «Nadie escarmienta por cabeza ajena».
Si bien esta estrategia puede parecer simple en comparación con otras, lo cierto es que es especialmente útil para mantener la carga cultural en textos que no se entiendan sin ella. Pensemos por ejemplo en una novela en la que aparezca un personaje de origen británico: tal vez este tipo de traducción literal sería la opción más interesante para caracterizarlo debidamente.
4. Neutralización
La última de las estrategias para hoy, la neutralización, consiste en dejar algunos elementos sin su marca cultural, es decir, en transmitir el contenido del texto liberado de cualquier posible conexión extratextual. En un primer momento, podría dar la sensación de que esta estrategia sea de menor validez que las demás, dado que consiste en una omisión parcial de la carga semántica del texto, es decir, en el abandono de un poco del significado. Sin embargo, una vez más, todo se reduce a la naturaleza del encargo y a las necesidades del cliente.
Ejemplo de esta estrategia sería generalizar la expresión inglesa «They are like two peas in a pod» (Son como dos guisantes en una vaina) con «Son idénticos» en lugar de traducirlo por «Son como dos gotas de agua».
Esta es una estrategia de utilidad si el texto original está muy cargado de matices culturales, hasta el punto de que se pueda contemplar la opción de liberar peso cultural en algunas de sus partes para así lograr que resalte en otras de mayor relevancia.
En definitiva
No existe una solución única para la traducción de refranes y metáforas: como hemos podido comprobar, cada caso es único y requiere creatividad. Hemos visto algunas de las estrategias que un traductor puede seguir a la hora de traducir este tipo de expresiones, pero lo cierto es que hay muchas más y es de vital importancia que un profesional de la traducción y la interpretación conozca tantas como necesite para garantizar siempre la mejor solución a estos problemas traductológicos tan diversos como sus lenguas de trabajo.
En Lingua Int entendemos lo importante que es capturar no sólo el significado literal de las palabras, sino también el matiz cultural y el contexto que las rodea. Si tienes alguna pregunta o un proyecto de traducción, no dudes en pedir presupuesto o ponerte en contacto con nosotros. Estamos a tu disposición también por email y por redes sociales (LinkedIn, X, Instagram o Facebook).