En otros artículos hemos hablado de lenguas romances, como son el francés o el portugués, y de lenguas germánicas (nuestro artículo sobre el neerlandés o el blog sobre las variedades del alemán), pero hoy queremos seguir con las lenguas eslavas. Después de comentar la más hablada en el mundo, el ruso, queremos centrarnos en la número dos mundial y primera lengua eslava de la Unión Europea en cuanto a número de hablantes: el polaco. Con unos 50 millones de hablantes, el polaco es una lengua fascinante que ha evolucionado a lo largo de los siglos, con una rica historia y peculiaridades que lo distinguen de otras lenguas. Desde su estructura sintáctica hasta sus declinaciones y origen etimológico, el polaco ofrece un mundo lingüístico único que vale la pena explorar.
Características principales del polaco
Dentro de la familia de lenguas indoeuropeas, el polaco forma parte del subgrupo de lenguas eslavas occidentales junto con idiomas como el checo, el eslovaco o el sorbio. Para hablantes de lenguas romances las principales características son:
- El alfabeto y la pronunciación. A diferencia de otras lenguas eslavas que utilizan el alfabeto cirílico, el alfabeto polaco se basa en el alfabeto latino, pero con 32 letras (cinco letras más que el español) pues tiene caracteres adicionales como «ą» y «ł». En total hay nueve letras que se forman con signos diacríticos: ą, ć, ę, ł, ń, ó, ś, ź, ż. Por ejemplo, la ciudad de Lodz en polaco se escribe «Łódź» y se pronuncia como si fuera una «w» inglesa (/ˈwut͡ɕ/). Además, existen siete dígrafos (‘secuencia de dos letras que representa un solo sonido’), «sz», «rz», «cz», «ch», «dz», «dź», «dż» y un trigráfo, «dzi», para representar sonidos específicos, como en «szkoła» (escuela), donde la «sz» se pronuncia como la «sh» del inglés.
- Las declinaciones. El polaco, al igual que el alemán, utiliza un sistema de declinaciones para indicar la función gramatical de las palabras dentro de una oración. Son siete casos en total: nominativo, genitivo, dativo, acusativo, instrumental, locativo, y vocativo. Esto significa que los sustantivos, adjetivos, pronombres y otros elementos cambian su forma según su función sintáctica. Por ejemplo, la palabra «kot» (gato) cambia de forma dependiendo de su función: «kot» (nominativo) para sujeto, «kota» (genitivo) para posesión, etc.
- La conjugación verbal. Al igual que ocurre con otras lenguas eslavas, el polaco tiene una conjugación verbal compleja que implica cambios en la raíz del verbo según la persona, el número, el tiempo, el modo y el aspecto (y a veces el género). Este sistema de conjugaciones es más elaborado que en español, donde las conjugaciones verbales tienden a ser más regulares y predecibles. No obstante, en polaco no hay modo subjuntivo.
- El género gramatical. Al igual que ocurre con el alemán, en polaco también hay tres géneros gramaticales: masculino, femenino y neutro. En general, los sustantivos que terminan en consonante pertenecen al género gramatical masculino, como «koń» (caballo); los que acaban en «a» al femenino, como «szafa» (armario); y los que acaban en «o» al neutro, como «okno» (ventana).
- Préstamos lingüísticos. A lo largo de su historia, el polaco ha recibido influencias lingüísticas de diversas fuentes, incluidos el latín, el alemán y el ruso. En términos de préstamos lingüísticos, ha incorporado palabras de otras lenguas a lo largo de los siglos. Por ejemplo, palabras como «telewizja» (televisión) y «komputer» (ordenador) se han adaptado del inglés al polaco.
Dónde se habla
El polaco se habla principalmente en Polonia, donde es el idioma oficial, pero también tiene una presencia significativa en países con minorías polacas como Lituania (donde es oficial en el condado de Vilna), Ucrania y Bielorrusia, así como en naciones con importantes comunidades de emigrantes polacos, como Estados Unidos, Canadá, Australia y Reino Unido. De hecho, los polacos son una de las mayores comunidades extranjeras en el Reino Unido, lo que ha llevado a que el polaco sea la segunda lengua más hablada en el país, superando incluso al escocés.
Alrededor de 50 millones de personas lo usan activamente y al menos 10 millones tienen un conocimiento pasivo de él, lo que lo convierte en el mayor idioma eslavo de la Unión Europea y en el quinto más hablado (empatado con el castellano) después del alemán, el inglés, el francés y el italiano.
Desafíos de la traducción polaco-español
Aunque el polaco es una lengua única con características distintivas, también comparte algunas similitudes con otras lenguas, especialmente con otros idiomas eslavos, como con el ruso, por las declinaciones y la conjugación verbal. Sin embargo, a pesar de estas similitudes, existen desafíos significativos en la traducción entre el polaco y el español debido a las diferencias en la estructura gramatical y el vocabulario. Los traductores deben ser conscientes de estas disparidades y tener un profundo conocimiento de ambas lenguas para garantizar una traducción precisa y fiel al significado original.
Como curiosidad, podemos mencionar que en polaco es común que los sustantivos que describen seres en las primeras etapas de su desarrollo sean de género gramatical neutro, cambiando a masculino o femenino conforme alcanzan un mayor grado de evolución. Por ejemplo, la palabra «dziecko» es un sustantivo neutro que significa «niño/a» o «hijo/a», aplicable tanto a niños como a niñas sin distinción de género. Solo cuando es necesario especificar el sexo, se utilizan los términos «dziewczynka» para referirse a una niña y «chłopak» para un niño. Para poder traducir «dziecko» al español dependería del contexto, pero tendrían que utilizarse otras fórmulas o palabras como «infante», «bebé», «descendiente» o «vástago».
Otro reto, tanto para traductores como para aprendices de polaco como lengua extranjera, son los falsos amigos, como «pies», que en polaco significa «perro»; «woda» (pronunciado «boda»), que es «agua»; o «kawa» (pronunciado «cava»), que es «café».
Además de las diferencias lingüísticas, también existen diferencias culturales entre Polonia y los países hispanos que pueden influir en la traducción y la comunicación intercultural. De hecho, las expresiones idiomáticas y las costumbres sociales pueden variar significativamente entre ambos países, lo que requiere un entendimiento profundo de la cultura de cada uno para una comunicación efectiva. Por ejemplo, en Polonia es común llevar un ramo de flores cuando te invitan a la casa de alguien, mientras que en España se suele optar por una botella de vino o unos dulces.
En definitiva
El polaco es un idioma fascinante con una rica historia y características únicas que lo distinguen de otras lenguas. Aunque puede presentar desafíos en términos de gramática y traducción, explorar el polaco ofrece una oportunidad emocionante para expandir nuestros horizontes lingüísticos y culturales.
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